Declaración de Ana Julia: «Él me dijo: tú no eres mi madre, tú no me mandas y además no te quiero volver a ver nunca»

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«Estaba solo, jugando con un palito. Le dije: hombre si estás solo vente conmigo. Voy a la finca». Ésta es una de las frases de la declaración de Ana Julia Quezada, la presunta asesina del pequeño Gabriel, que este martes realizó ante la Guardia Civil confesando el crimen.

Ana Julia contó a los agentes que salió de casa con el coche y en el camino se encontró con Gabriel. Se paró y le dijo que se fuera con ella a la finca. «Él se subió en el coche, fuimos a la finca y yo me puse a pintar. Él se quedó fuera jugando», detalla.

Pese a detallar cómo ocurrió, los agentes dudan de su versión. De hecho, en el interrogatorio ella asegura haber tirado la ropa del pequeño en un contenedor de vidrio cerca de un hotel y este martes la Guardia Civil la encontraba en un vertedero cercano a la finca de los abuelos paternos. La versión de la detenida le permitiría eludir una acusación por asesinato, que, cuando la víctima es un niño, acarrea la pena de prisión permanente. En caso de no haber sido planeado, podría considerarse como homicidio (10 a 15 años) o incluso homicidio imprudente (uno a cuatro años).

La entonces pareja del padre relató que en un momento dado se asomó y vio al niño jugando con un hacha. Ana Julia le preguntó qué hacía jugando con un hacha y, según su declaración, fue cuando el niño la empezó a insultar y ella le intentó quitar el hacha.

“Él me dijo: tú no eres mi madre, tú no me mandas y además no te quiero volver a ver nunca. Así que nos peleamos por el hacha, se la quité y al final, con la rabia, acabe asfixiándole, tapándole la nariz y la boca». Tras asesinar al niño, Ana Julia entró en la vivienda y es cuando, según explicó a la Guardia Civil, se dio cuenta de que tenía un problema «importante». «Saqué el paquete de tabaco y me fumé un cigarro. Y estuve pensando. No quería hacerle daño a Ángel así que lo mejor fue enterrarlo», continuó.

Se llevó la ropa a casa de la abuela de Ángel y la escondió allí. “Si coloqué la camiseta en los juncos fue para despistar. Bueno, días más tarde cogí lo que quedaba de la ropa de Gabriel y la tiré dentro de un contenedor de vidrio en frente de un hotel. Al final vine a buscar el cadáver porque me dijeron que les entregase la llave y me puse nerviosa», concluye la declaración.

Los porqués del crimen siguen centrados en los celos de la pareja del padre hacia la figura de Gabriel, con quien no mantenía una buena relación. Otra hipótesis, barajada en distintos ámbitos, apunta al propósito de Ana Julia de trasladarse con el padre del pequeño a República Dominicana, para lo que la presencia de Gabriel sería un obstáculo.

Fuente: El Mundo

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